martes, 31 de marzo de 2015

Coordenadas sonoras para una ciudad que atrapa // Sue Mon Mont – Sue Mon Mont (2015)


Play. // “Desnudo y frente al espejo, el tipo en cuestión toma su air guitar y descontrola un par de notas. Salta sobre la cama y patea el pantalón hacia el baño mientras sacude su pelvis. Ella, que no hace mucho que lo conoce, prefiere darse vuelta y dormir (sabe que tiene que irse en unas horas a otro lugar). Él hace playback y rápidamente se siente poseído. Así comienza su performance frente a un gran espejo en una despojada habitación de apartamento sin identidad. Él es ella y ella es él.”. 

De esa manera imagino que comienza A tu ritmo, una de las canciones del primer disco de Sue Mon Mont, un proyecto que propone, desde el primer sonido hasta el último, un estado de rockpunk con letras que invitan a recorrer, a través de situaciones cotidianas, diferentes postales de la ciudad. ¿De cuál ciudad? De cualquiera, de todas. ¿Acaso no nos pasa lo mismo en cada rincón del planeta? El disco, que avanza con energía sostenida, tiene la capacidad de entrar y salir de las historias de diferentes locaciones de lo urbano y en un trip sencillo nos guía la voz de su cantante. Con canciones como Entre la multitud, nos habla de una historia de amor rebelde entre el gentío que toda gran ciudad vuelve masivo y nos muestra que la protagonista está dispuesta a hacer lo que sea por alguien que la ha“flasheado” como dicen por acá. La idea de trasladarse en la ciudad, de la deriva sin condiciones, de perder el tiempo, de tratar de recuperarlo se hacen presentes en canciones como A tu ritmo, Besos, Lejos y Copiloto, entre otras. Eso es la narración, mientras que en lo sonoro las guitarras bien dispuestas y los bajos ritmados van marcando el pulso de un disco que va desde la calma al agite sin detenerse ni caerse. 

¿Pero quiénes son Sue Mon Mont? El proyecto está liderado por la multifacética Rosario Bléfari, para aquellos que recién se cruzan con el blog les contamos que Rosario viene del emblemático grupo argentino Suárez, que luego se hizo solista, que se hizo actriz, que se hizo artista visual y vaya a saber que más ha hecho que aun nosotros no sabemos pero que indagaremos pronto.

Hay algo que el tiempo no le ha quitado a Rosario y es la capacidad de ir en busca frenética de sus propias aventuras y trazar mapas entre reales e imaginarios. Los amores, el barrio, el metro y el bus, alguna plaza de provincia y cierta nostalgia de los caminos transitados no han perdido vigencia en la obra que se amplía con este nuevo proyecto. 

Rosario no está sola y se armó una súper banda con los mejores músicos del indie argentino. Un dreamteam de sensibles músicos que representan lo mejor de la nueva esfera de sonidos en el aire del rock-pop. Cuenta con la complicidad de Marcos Díaz (bajista, de Bosques), Gustavo Monsalvo (el Niño Elefante, guitarrista de Él Mató a un Policía Motorizado) y Tifa Rex (baterista de Los Reyes del Falsete). Si quieren saber más de ellos y están ansiosos pueden buscarlos en la red o esperar que se vengan los próximos posteos sobre sus respectivos trabajos.

Mientras escucho el disco encuentro en la voz de Rosario aquellos tonos que Debbie Harry supo lanzar por los aires en algunos de sus primeros discos, en una sinergia con unos nostálgicos 90 en la música indie argentina pero que, sin embargo nos envuelve con un sonido que se construye a través de una producción sonora actual y firmante. Rosario y compañía vieron el futuro próximo en este disco y tengo la sensación de que pretenden quedar girando un rato largo en los oídos de muchos.

Stop. // Dejo de escribir, el ruido de los frenos del metro llegando me ponen en alerta y me distraen. Estoy en la estación Congreso de Tucumán del metro línea D en Buenos Aires sin saber bien que hacer. Trato de terminar unas notas, sentado en una banca, para una publicación mientras escucho el flamante disco de esta banda que parece pisar firme en la escena local aun cuando no llevan tanto tiempo sonando. Resultado; una fórmula exitosa y asegurada, las notas casi terminadas y yo, dejando pasar el metro una vez más por no poder dejar de escribir sobre este disco. Mejor cambio de andén antes de que me arrepienta.


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