miércoles, 28 de enero de 2015

Lío Domìnguez - Cine Bar Club (2014)

La cuenta de bandcamp del argentino Lío Domìnguez nos recibe con el título de su disco debut en unas sugestivas letras rosa neón, como el anuncio de un bar al que acudimos para confundirnos con los pesares ajenos y propios. La portada ilustra mejor lo que encontraremos en sus pasajes, un hombre solitario bajo una luz cenital, rodeado de una oscuridad cinematográfica. Pero a medida que nos familiarizamos con las notas del disco descubrimos su verdadero atractivo: canciones con las que es muy fácil entablar un diálogo previo a la identificación con sus letras y sus melodías tan cercanas a las que muchos guardamos en el subconsciente. 

El simple hecho de la novedad no es un gancho para escuchar este disco. Lío es un novel artista que seguro ha pasado por bastantes luchas para editar, como muchos artistas de la escena independiente del continente, y como tal, seguro su música se ha nutrido de las mismas fuentes, así que lo que acá encontraremos lejos de novedoso nos resulta familiar. 

La manera como Domìnguez se adhiere a la corriente de varios clichés rockeros como la soledad, el alcoholismo y el amor podrían acomodarlo fácilmente en la categoría de maravilla franca del under argentino. En la canción con más tinte clichesudo, El Bar de los Sueños Rotos, escuchamos a Lío enunciar las frases: “Ya no sentimos que perdimos, tal vez en el engaño, ganamos algo”, un atisbo de resignación del perdedor bastante referenciado a lo largo del disco: “Vos esperás un campeón, pero yo soy un caballo, salvaje del Oeste” (Inexpertos). 

La canción que mejor condensa el sentimiento pendenciero de Cine Bar Club es la animada El Bar, una que promete convertirse en himno de recital con todos los presentes entonando sus últimos momentos con la voz a punto de quebrarse: “tomando cerveza en el bar, y tal vez encontrarte, pero ya sé que no hay nadie”. De allí pasamos al momento atmosférico en Los Gatos, una canción que simula las horas más oscuras de una noche de tragos, la neblina sonora con la inevitable metáfora de los gatos y sus 7 vidas. Un momento bastante denso que te pone la piel de gallina y al instante te sume en una calma inesperada. 

En Por qué no Bailamos, una de las piezas centrales, descubrimos rastros de amor pasados por el filtro del alcohol (compañero omnipresente a lo largo del disco), el mismo tono de invitación de esta canción lo hayamos en títulos como Camina Conmigo en el Fuego o Inexpertos, siempre sugiriendo una acción de la otra persona, tan fácil como caminar por el barrio, hablar o una aún más trascendental como el mensaje principal de No Pierdas la Primavera, canción que cierra el Bar con destellos de esperanza. 

Finalmente, lo que realmente engancha y a muchos nos deja expuestos con esta placa, es la elección de las temáticas y cómo todas parecen relacionarse para crear un disco salpicado por la pesadumbre y la oscuridad de una noche de tragos, ese sentimiento de soledad que muchos experimentamos en las depresiones más crudas, ese mismo martirio de perdedor acrecentado por los tiempos difíciles, lo cual tampoco es algo nuevo, pero al gancho del enamoramiento y la esperanza no podemos darle la espalda. Y es ahí donde Lío sale victorioso. Armando un disco con canciones toscas y tristes pero que sirven para enamorar y quedarse prendado de pequeñas frases que roen las migajas del reconocimiento: ese saber que estamos jodidos, fracasados pero aún así podemos ir a un bar a embriagarnos y encontrar alguna compañera nueva.


Descarga: Cine Bar Club
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